Publicado Jueves 03-11-11 por diario EL TELEGRAFO
Vicente
Nevárez Rojas
Columnista invitado*
Feriado costero
M
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ientras estamos procurando hacer del perfil costero
de las provincias de Guayas y Santa Elena polos de desarrollos turísticos de
primer orden, tropezamos con el gran inconveniente y aparente insalvable
problema que causa la gran cantidad de visitantes que, al no ser necesariamente
consumidores de servicios, en algunas localidades que visitan, las impactan
como consecuencia de la basura y la falta de servicios sanitarios, a lo que se
agrega el estacionamiento de vehículos, buses en su mayoría, en sus estrechas
calles.
Siendo la recreación y el turismo un derecho de
todos, estimo necesario buscar un equilibrio oferta/demanda bajo alguna
persuasión que invite a estos huéspedes a consumir en esas localidades sin que
se perturbe su economía, sobre todo a quienes llegan en buses en los conocidos
tours de fines de semana y feriados.
Considerar, acaso, terrenos que eventualmente pueden estar subutilizados
o simplemente sin uso o, quizás, no tienen el mar y su playa condiciones para
el esparcimiento.
Así podríamos alojar no solo a la masiva
concurrencia que por ahora llegan a estos lugares, sino que, además, se
aprovecharía para crear servicios con atención de calidad con independencia del
nivel de ingreso de los usuarios; de contenido diverso para satisfacer todos
los gustos y exigencias.
Casi siempre, la Administración Pública y los
diseñadores especializados en espacios para el turismo tienen la compulsiva
emoción de acudir con sus ideas al reacondicionamiento del malecón u orilla de
mar de los pueblos costeros. En estos diseños, como es costumbre, no se consulta
vinculación alguna con el resto del poblado.
Es una actitud marginal y excluyente que termina
por estropear las escasas posibilidades que tiene una comunidad para crecer de
manera racional, atendiendo al visitante turista, haciendo posible un sistema turístico con capacidad de dar
cobertura de servicio a todo atractivo que en un territorio dado se encuentre,
masificando el esparcimiento y la recreación bajo el concepto cuantitativo;
cuidando los límites de admisibilidad, sería lo correcto para permitir
que el mayor número de personas acceda y pueda en la diversidad encontrar un
poco de equilibrio en sus vidas.
La Administración Pública, en sus diferentes
niveles de gestión, apuesta con sus ideas en favor de los balnearios del perfil
costero de la provincia en una saludable competencia, pero preocupante, porque
puede dar lugar al establecimiento de componentes desagregados, mientras el
ente rector del turismo está ausente y sin un marco al que deban referirse
todos los posibles actores.
*Consultor
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